La Climatización es el proceso mediante el cual se crean las condiciones adecuadas de humedad, temperatura, movimiento y limpieza del aire en el interior de un centro de trabajo o de un hogar. El Reglamento de Instalaciones Térmicas de la Edificación (RITE) de España en el Apéndice 1. Términos y Definiciones, publicado en el Real Decreto 1027/2007 de 20 de julio, lo define como: “dar a un espacio cerrado las condiciones de temperatura, humedad relativa, calidad del aire y, a veces, también de presión, necesarias para el bienestar de las personas y/o la conservación de las cosas”. Los profesionales en climatización tienen la capacidad y la experiencia necesaria para crear las condiciones idóneas del aire que circula dentro de una instalación, tanto en las épocas de invierno como en verano, teniendo en cuenta los factores ambientales y humanos.
Existen dos tipos de climatización: la natural, en la que se aprovecha el flujo natural del aire exterior, haciéndolo circular dentro de una edificación, con el objeto de lograr que la temperatura se mantenga a niveles deseables sin la utilización de sistemas de refrigeración artificiales; de esta forma se logra renovar el aire que pudiera contaminarse por diversos factores, logrando así el ahorro de energía. Este tipo de climatización tiene sus aspectos negativos, ya que es difícil regular el flujo de aire y depende de las condiciones climatológicas del lugar y de lo amplio o reducido que sea el espacio de ingreso y salida del aire. Una de las formas de climatización natural que se ha puesto de moda últimamente es la bioclimatización, la cual logra el enfriamiento de un ambiente mediante la evaporación del agua combinado con la ventilación continua.
La climatización artificial: esta sigue siendo la forma más común de climatizar un espacio, mediante el uso de aires acondicionado o de calefacción, ya que a través de este tipo de artefacto se logra controlar la circulación del aire, lo que permite renovar más rápidamente el aire contaminado, así como regular la temperatura de acuerdo a los requerimientos del usuario.
Existen dos tipos de climatización: la natural, en la que se aprovecha el flujo natural del aire exterior, haciéndolo circular dentro de una edificación, con el objeto de lograr que la temperatura se mantenga a niveles deseables sin la utilización de sistemas de refrigeración artificiales; de esta forma se logra renovar el aire que pudiera contaminarse por diversos factores, logrando así el ahorro de energía. Este tipo de climatización tiene sus aspectos negativos, ya que es difícil regular el flujo de aire y depende de las condiciones climatológicas del lugar y de lo amplio o reducido que sea el espacio de ingreso y salida del aire. Una de las formas de climatización natural que se ha puesto de moda últimamente es la bioclimatización, la cual logra el enfriamiento de un ambiente mediante la evaporación del agua combinado con la ventilación continua.
La climatización artificial: esta sigue siendo la forma más común de climatizar un espacio, mediante el uso de aires acondicionado o de calefacción, ya que a través de este tipo de artefacto se logra controlar la circulación del aire, lo que permite renovar más rápidamente el aire contaminado, así como regular la temperatura de acuerdo a los requerimientos del usuario.